Parecía mentira, pero estaban allí. Lo habían visto pasar: un coche volando, un golpe, humo, un coche aplastado. Solo hizo falta un instante.
Corrieron hacia allí.
-" Hay otro coche en el barranco".
Echó un vistazo rápido y decidió: dos equipos. Lo de arriba parecía más grave: decidió quedarse. Enfermera y técnico abajo. "Cada uno a lo suyo".
Se acercó al coche: hierros, cristales y trozos de carrocería por todas partes. Y en lo que quedaba, un niño de unos 8 o 10 años llamando a su madre.
"Mierda, qué desastre", pero en ese momento no se podía parar a pensar en ello: había mucho que hacer.
"Mierda, qué desastre", pero en ese momento no se podía parar a pensar en ello: había mucho que hacer.
Le bastó un vistazo rápido para comprobar que aquel niño era el único superviviente. Su cerebro procesó:" atrapado por las piernas, heridas graves en cabeza, respira bien".
Pidió un par de ambulancias más.
Llegaron los bomberos y les expuso la situación. Sabia que podía confiar en ellos, eran buenos profesionales.
La enfermera la llamó para comunicarle la situación del otro herido, le dio las instrucciones que creyó oportunas y se alegró sinceramente de trabajar con ella.
....................................................
Resolvieron aquella situación. Hicieron su trabajo y lo hicieron bien. Habían terminado.
Se sentó en la parte de atrás con la enfermera. Eran amigas. Se miraron y, sin poder remediarlo, lloraron.
Lloraron de pena: porque aquello no debia haber pasado, porque una madre no debia morirse así, porque un niño no deberia pasar por éso, porque era la situación mas dura en la que habian comunicado una mala noticia, porque hubieran querido abrazarlo y no dejarlo solo en el hospital...
Lloraron porque tenian que expresar de alguna forma todo el estrés y porque se entendian y eran amigas y alli, solas, se lo podian permitir.
Se tranquilizaron.
Ambas sabian que no olvidarian aquel aviso, como no olvidaban ninguno de los duros, pero aún les quedaban muchas horas antes de volver a casa y seguramente habria que trabajar más.
............................................................
Cuando volvió a casa se lo contó, sin entrar en los detalles. No hacia falta.
La escuchó, la abrazó y aunque no recordaba sus palabras, si recordaba que se habia sentido mejor.
De alguna forma, él siempre conseguia que se sintiese mejor, que todo volviese a estar en su sitio en su cabeza y en el alma. Y aunque nunca se lo habia dicho, lo adoraba por ello.
Llegaron los bomberos y les expuso la situación. Sabia que podía confiar en ellos, eran buenos profesionales.
La enfermera la llamó para comunicarle la situación del otro herido, le dio las instrucciones que creyó oportunas y se alegró sinceramente de trabajar con ella.
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Resolvieron aquella situación. Hicieron su trabajo y lo hicieron bien. Habían terminado.
Se sentó en la parte de atrás con la enfermera. Eran amigas. Se miraron y, sin poder remediarlo, lloraron.
Lloraron de pena: porque aquello no debia haber pasado, porque una madre no debia morirse así, porque un niño no deberia pasar por éso, porque era la situación mas dura en la que habian comunicado una mala noticia, porque hubieran querido abrazarlo y no dejarlo solo en el hospital...
Lloraron porque tenian que expresar de alguna forma todo el estrés y porque se entendian y eran amigas y alli, solas, se lo podian permitir.
Se tranquilizaron.
Ambas sabian que no olvidarian aquel aviso, como no olvidaban ninguno de los duros, pero aún les quedaban muchas horas antes de volver a casa y seguramente habria que trabajar más.
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Cuando volvió a casa se lo contó, sin entrar en los detalles. No hacia falta.
La escuchó, la abrazó y aunque no recordaba sus palabras, si recordaba que se habia sentido mejor.
De alguna forma, él siempre conseguia que se sintiese mejor, que todo volviese a estar en su sitio en su cabeza y en el alma. Y aunque nunca se lo habia dicho, lo adoraba por ello.
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