jueves, 27 de septiembre de 2012

Te comento: la gaseosa

No recordaba bien la hora. Debia ser aún de dia, pero uno de esos días de no parar ni un minuto. Por otra parte, ¿cómo iban a parar con el nivel de triaje que gastan algunos?. Y tenía que pasar y pasó.

- Hola, mira, te comento: llama la hija de una mujer de 80 años, porque esta tarde tenía la tensión alta: 190/100 y estuvo con un poco de dolor de cabeza. Le han estado controlando la tensión y ahora llaman porque no son capaces de bajársela de 140/80.

- Bueno, 140/80 es normal. No hace falta que la bajen más. ¿Tiene alguna otra cosa?.
- No.
- Entonces ¿a qué vamos?. (Se olía que algún truco o información oculta había).
- Bueno, pues eso, le echáis un vistazo.
- Uhmm! ( un vistazo, a una tensión normal???. Se dio cuenta de que no había posibilidad de que recapacitara y de que tendrían que ir a "echar un vistazo", ¡cualquier día irían a echar un mal de ojo!). Vale, vale, perdona ¿una pregunta son sanitarios o algo así?.
- No, ¿por?.
- No por nada, sólo por saber con qué le han estado controlando la tensión y qué le habían dado para que le bajase.
- Eh, bueno, te comento, en realidad me dicen que no son capaces de bajársela de 140/80 con GASEOSA.
- Anda, ni yo. Está claro que o bien le echan un poco de vino o con gaseosa sola es imposible bajarla de 140/80. 

No supo si le había entendido, pero cuando pusieron rumbo al domicilio y les contó a los demás el motivo del aviso, ya no pudo evitar la risa.
Esto si que era I+D+I: se dirigían a comprobar si el dato de 140/80 era real gracias a la gaseosa. ¡Nadie más sería capaz de ver una oportunidad de desarrollo de un producto tan barato como antihipertensivo!.
Y efectivamente tenía 140/80, asintomática.
Fin del servicio.
Quedó una pregunta en el aire ¿y ahora qué?.

viernes, 21 de septiembre de 2012

cuánto vale...

Cuánto vale un beso cuando eres un trapo,
cuánto un te quiero cuando no hay cuerpo ,
cuánto una caricia diciendo me gustas,
cuánto una sonrisa en una desgracia,
cuánto una lágrima en una alegría,
cuánto el deseo que es más que sexo,
cuánto el amor que ahuyenta el miedo...

La gratitud eterna y un corazón entero.

sábado, 15 de septiembre de 2012

La normalidad


  Cerró los ojos y empezó a caminar hacia el castillo de la memoria, mientras el veneno que había de curarla iniciaba el recorrido por sus venas.
El trayecto hacia el castillo duraba poco, apenas contar hacia atrás de 10 a cero. Entonces cruzaba el puente y cerraba las puertas: era la dueña y señora de aquella fortaleza. Allí era libre para viajar en el tiempo y el espacio, solo había luz y olía a campo, a montaña.
Invariablemente volvía con él: era parte de su pasado, su presente y tal vez su futuro. Pero, por encima de todo, ella con él era una mujer normal.

Repasaba cada detalle, cada gesto cariñoso, cada conversación, cada paseo, cada beso y cada noche juntos,... y se protegía. 
Aquella vida normal que él le daba (en medio de una situación anormal, llena de incertidumbre y en ocasiones de dolor físico), la salvaba, la protegía y le daba fuerza para llegar a la siguiente sesión :  era una más y una menos.
Su cuerpo había cambiado: ya no tenía pelo, había engordado y a medida que pasaba el tiempo, se sentía un poco mas cansada.  Pero con él no era una mujer enferma, era una mujer que pensaba , que sentía, que quería... en definitiva, que vivía.

Del castillo sólo se salia para vomitar y rápidamente había que volver para resistir.
Asi pasaba las horas en aquel sótano, con aquel olor.  No quería conversacíon porque era un esfuerzo demasiado grande. La compañía era suficiente.

Cuando todo acababa salían, dormía un poco y al despertar estaba mejor. Entonces volvían a casa y ya en el trayecto de vuelta empezaba  "la normalidad".
No la recordaba como la peor época de su vida. De allí habían salido muchas de las cosas buenas que había disfrutado mas tarde y  que habían pasado a engordar las riquezas de su castillo de la memoria.

......

Es curioso como un algo insignificante (gesto,olor,música,...),  puede hacerte revivir tantas emociones.
Es curioso como conforman nuestra vida las pequeñas cosas, que con frecuencia olvidamos cada día y que añoramos en situaciones extraordinarias.
Y era curioso como en la normalidad había encontrado la fuerza para lo extraordinario.
A veces esperamos que pase algo extraordinario para empezar a vivir y nos vamos perdiendo, mientras tanto, lo que mas felices nos hace.


domingo, 9 de septiembre de 2012

Te comento: el pulso


Tres de la mañana. 
Suena el tono Nokia del móvil. El teleoperador me pasa la localización del aviso.
- Lo tengo todo, ¿sabes algo?.
- Bueno, mejor te paso con el médico regulador.

Transferencia de la llamada.

- Hola, mira, te comento: llama una mujer de 81 años, que vive sola, sin antecedentes de interés, porque no tiene pulso y se encuentra mal.
- Eh!!....(perplejidad absoluta). Ah, claro, claro, es que sin pulso se está fatal. Por cierto,¿quien nos va a abrir la puerta, porque sola y sin pulso le va costar?.
- No os preocupéis -dice sin inmutarse- me ha dicho que ha avisado a un sobrino y ya va para allá .

El aviso se resolvió:1) acompañando a la mujer al WC para que no tuviera que levantarse por la noche.
                              2)  pastillica para dormir 
                              3) diciéndole que no volviera a mirarse el pulso, que  era difícil y no le aportaba nada.

- Es que en Saber Vivir parece tan fácil. 
- En la tele no dicen mas que mentiras. Hasta mañana.

Otra vida salvada: quedó con pulso.