viernes, 16 de diciembre de 2011

Subidón

Estaba contenta y 12 horas después seguía contenta. Por casos así merecía la pena su trabajo, las horas de estudio, las noches en vela, las guardias cansadas sin hacer nada que realmente mereciera la pena...
Podia recordar unos cuantos casos similares: eran sus éxitos.
Eran éxitos sin transcendencia en los periódicos, anónimos. Tal vez ni sus pacientes se acordaran de ella cuando volvieran a casa, pero ella sabia que en aquel momento y en aquel lugar, su actuación ( la suya y la de su equipo) habia supuesto un final feliz.

Se llamaba Alvaro y tenia 37 años.Estaba casado y tenia un crío de 2 años.
Llamaba su mujer porque estaba inconsciente y no le respondía.
Cuando llegaron lo encontraron tirado en el suelo de la habitación: inconsciente, sudoroso, hipotenso, azul... en general: muy malo. Su mujer intentaba parecer tranquila delante del niño y lo conseguía. Les dijo que era alérgico a las pipas y  la miel, que se habia quejado de picor y mareo y después se desplomó.Le dijeron que se llevara al niño a otra habitación y así lo hizo.
Mientras la mujer les hablaba, fue haciéndose un esquema mental de la situación: tensión, frecuencia, saturación, monitor, glucemia, Glasgow, guedel... eran para ella datos y actuaciones automáticas que le iban dando la información que necesitaba. Era un shock anafiláctico. Necesitaban con urgencia una via venosa, si no podian obtenerla ya habia pensado la alternativa. Pero la enfermera la consiguió en un instante, iba bien. Perfecto.( Daba gusto trabajar con gente así: que en un mini espacio, con un paciente colapsado, con poca luz, te cogia una via). Comenzaron con la medicación. Estaban en tensión, tenían pocos minutos para que todo fuera bien y eran conscientes de ello.
Cuando mejoró lo suficiente como para intentar el traslado, lo hicieron.
Habia pasado un hora. 
Al salir de casa, él aun no podía hablar, pero era evidente que estaba mejor. Entonces su mujer se le abrazó y les dijo que no podia ir de inmediato al hospital (tenia que dejar al niño con alguien),  "por favor cuidádmelo, que tenemos toda la vida por delante". Ella le sonrió: "lo haremos".
Un vez en la ambulancia, repasó todo, dio nuevas instrucciones y antes de salir hacia el hospital, podia hablar. Entonces le preguntó el nombre de su mujer y de su hijo, el día, lo que habia cenado (pavo adobado, que era la primera vez que lo compraban. Llevaba miel). Antes de arrancar , imaginando la angustia de su mujer, bajó de la ambulancia y habló con ella por el interfono: la llamó por el nombre y le dio detalles que solo él podia haberles contado, para que quedase un poco más tranquila.
Al hospital llegó "curado", aún asi procedía ingreso en observación.
Eran las 2 de la mañana. Pero estaba satifecha y contenta. Habian hecho un buen trabajo y así se lo dijo a sus compañeros.
Horas más tarde volvieron por el hospital y pasó a ver cómo habia evolucionado. Todo iba como debia. No pasó a verlo, pero encontró a su mujer en el pasillo, se sonrieron, cruzaron unas palabras de cortesía y se fue.
.
Tal vez nunca serían conscientes de  la gravedad de la situación por la que habian pasado, mejor. Pero ella sí, ella lo sabía y sabía que lo habian hecho bien y que aquella familia normal seguiría con sus cosas y su "vida por delante" y estaba contenta, realmente contenta.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Te amaré

Era un sábado lluvioso de noviembre. Iba a trabajar y escuchó esta canción:


Y se sorprendió sonriendo y pensando en él. A  él no le gustaba nada Silvio, pero a ella si le llegaba y le hacia sentir. Y sentir era lo mas importante que podía hacer la música por ella.
Aquella era una canción de amor, pero le gustaba porque era  mas que  un "te amo", era una promesa de futuro, era  compromiso y decisión, era como ella entendía el amor.
Tan sólo una vez en su vida había dicho esas palabras. Sólo una vez había sentido la absoluta certeza que le iba a ser imposible no hacerlo, "hasta el fin de los tiempos".
Habían pasado unos cuantos años y lo había amado: como podía, como sentía, como único ser.

En pocos días seria su aniversario, tendrían un poquito de tiempo para ellos solos y quizá entre copas de vino (igual que empezaron) le volvería a decir: "te amaré".
Pero aquella mañana, mientras la cantaba a solas, se sintió feliz.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Si el llanto fuera lluvia

La letra es Mario Benedetti (Canciones de amor y desamor) y le pone voz Nacha Guevara.
Simplemente me gusta. Y hace años y años que tengo esta canción.



Si el llanto fuera lluvia

cuando muere un amor.

Si el llanto fuera lluvia

cuando pesa el dolor.

Sobre la tierra entera,

durante treinta noches,

las lágrimas amargas

derrumbarían las torres.

Si el llanto fuera lluvia

cuando un niño se muere.

Si el llanto fuera lluvia

cuando ríen los crueles.

Sobre la tierra entera

un río gris y helado,

de lágrimas amargas,

arrollaría el pasado.

Si el llanto fuera lluvia

cuando mueren los puros.

Si el llanto fuera lluvia

cuando caen contra el muro.

Sobre la tierra habría

un diluvio interminable,

con lágrimas amargas,

de jueces y culpables.

Si el llanto fuera lluvia

cada vez que la muerte,

blandiendo sus espadas,

hace trizas la suerte.

Sobre la tierra entera

no habría nada más

que lágrimas amargas

de duelo y de azahar.

Si-el-llanto-fuera-lluvia. Nacha Guevara

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Llueve

Llueve, con una lluvia calmada y triste. Sabe que hoy no habrá consuelo para una niña rubia,  que ya estaba en pijama.
- " ¿Y mi papá?".
- " Papá  murió, mi niña".
No pudo decirle "se murió", porque los papás no hacen eso; a los papás hay que matarlos para que dejen solas a sus hijitas.

Estaba cansada, cansada y triste, por una tristeza que no era suya y que quizá en un rato tendria que olvidar.
Tocaba respirar, escribir y leer cualquier cosa al menos un rato antes de ir a dormir.

Recordo el poema de John Donne:
"Ninguna persona es una isla;
la muerte de cualquiera me afecta,
porque me encuentro unido a toda la humanidad;
por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas;
doblan por ti."

lunes, 7 de noviembre de 2011

lejos de casa

Ahora que estoy en casa, soy yo la que te recuerdo y  a veces me pregunto: ¿qué será de ti lejos de casa?

que-va-a-ser-de-ti-lejos-de-casa-serrat

jueves, 27 de octubre de 2011

Avisos pintorescos: KH-7

AVISO:
   -" Hola... mira.... te comento: una pareja de 35 años, intoxicada por un producto corrosivo. Al parecer han freído los filetes con un producto de limpieza corrosivo, se los han comido y ahora tienen un poco de dolor abdominal".
   -" Y ¿qué esperaban?
   -" Parece que ha sido sin querer".
   -" No se, no se... igual ha sido sin querer. Aunque  es difícil (cuanto menos) confundir con aceite  un producto de limpieza, pero además conseguir freírlos con éso y comérselos, tiene mucho mérito" .

REALIDAD: (Accidente del que solo puede ser responsable un hombre)
     Pareja joven, sin hijos, en la que los dos trabajan a turno partido. Habitualmente ella cocina pero él, que es un hombre moderno, ayuda.
La noche antes ella preparó unos pimientos fritos en una sartén vieja que  se requemó mucho. Entonces la dejó bien rociada de KH7 en el fregadero y... no se lo dijo.( incomunicación? premeditación? accidente?...) 
Así que cuando él llegó y vio que ella no estaba, decidió ir friendo los filetes. Entonces vio en el fregadero la sartén y... "total..., si solo esta de los pimientos de ayer,  añado un poco de aceite y a freír."
- "¿ Y no saltaba mucho el aceite?"
- " Si, pero le puse la tapa y pensé que serian de esos filetes que echan agua al freír y encogen. Después cuando los comimos sabían raro, pero yo comí la salsa y todo. Cuando M.  fue a fregar y no vio la sartén, fue cuando nos dimos cuenta".
...............

No tuvo mayores consecuencias sobre la salud física de ninguno, del resto no se mas.
Desde luego te lo crees porque el causante de todo es un tío y resulta verosímil. De hecho los que estaban de guardia dijeron: "eso también lo hago yo".
Es algo que nunca te contaría una mujer, porque nunca le pasaría, ergo si lo hace seria en comisaria, se llamaría "la viuda negra" y él estaría criando malvas.

viernes, 21 de octubre de 2011

Ensañamiento

Era un tema delicado. No podía creer lo que estaban preguntándole. Además, en el fondo, sabia que tampoco querían oír su opinión.

Estaban allí porque les habían avisado:  mujer de 85 años agitada con antecedente de demencia.

 Al llegar les abrió la puerta una mujer de unos 60 años. Les hizo pasar rápido porque su hermana se había puesto nerviosa, ("al ver a su madre tan mal"), y estaba vomitando en el baño. Les indicó la habitación del fondo del pasillo. El piso era amplio y se veía en él, que sus dueños disfrutaban de un alto poder adquisitivo.

Cuando entró en la habitación se quedó sin palabras: En la cama había una mujer en posición fetal con las extremidades flexionadas, inmóvil,  incapacitada para realizar cualquier tipo de movimiento por  rigidez, con sonda nasogástrica, pañal y la mirada perdida. Tenia ulceras de decúbito por la inmovilidad prolongada. Llevaba así  7 años.
Entonces llegaron las hijas y le preguntaron:
- "¿Qué tiene? es que la vemos agitada".
-" ¿Agitada? ¿y en qué se lo notan?".
-"Pues no sabría decirle, hace tres días que vinimos del hospital y le hicieron una gastroscopia porque tenia sangre en las heces, y porque insistimos que no se la querían hacer... y tenia anemia....y nos dijeron que tenia úlceras por estrés"
Le mostraron el último informe y todo el montón de los ingresos previos ( neumonías, insuficiencia cardiaca, infecciones de repetición...)
-" Es que si la ve mal, pues tenemos que volver al hospital".
- "Bueno...mal... no se... no la conozco y a mi no me parece que esté sufriendo, su gesto es relajado." - Mientras, la enfermera le había tomado las constantes y todo estaba dentro de los parámetros normales.- "En este momento, nada le veo, salvo lo que ya tiene. Pero es no quiere decir que no le pueda pasar nada. Dada su situación, tienen que ir haciéndose a la idea de que en cualquier momento puede pasarle cualquier cosa".
-" ¡Ay no nos diga éso!. Con lo que nosotras la queremos. ¿Entonces qué hacemos?¿la llevamos al hospital?. ¿Usted qué haría?"

Volvió a mirar a aquella mujer y le dio mucha pena:  Después de 80 años de vida peleando, después de pasar lo que le hubiera tocado pasar, de padecer una enfermedad invalidante, de llevar postrada 7 años, de tener úlceras por decúbito y por estrés, todavía le quedaba sufrir mucho (porque el dolor se sigue sintiendo) por culpa de aquellas hijas.

Sabia que no querían oír su respuesta, pero no cedió a la tentación de ponerles una ambulancia y enviarla de nuevo al hospital. Iba a intentar hacer lo ella creía correcto.
-" Yo no les puedo decir lo que deben hacer, pero creo que la mejor opción es molestarla lo menos posible".
-" Si claro, claro..."
- "Por lo tanto, yo no la llevaría a ningún sitio, no la levantaria de su camina caliente para llevarla en una ambulancia dura y fría a un hospital, donde pasará un buen rato en otra camilla dura, donde la tendrán que pinchar, donde la tendrán que mover para hacerle una placa de ingreso y desde donde más tarde la enviaran a un centro concertado, donde volverá a pasar por lo mismo, para no mejorar en nada su situación ni su vida. ¿Ustedes qué piensan, les gustaría estar así y que les hicieran pasar por todo eso?".
-" Pero si está bien, mejor atendida no puede estar. Si ha recibido más cariño en estos 7 años que en toda su vida".

Entonces no pudo evitar el pensamiento:"¿Pero que clase hijas de puta habéis sido toda vuestra vida, que es ahora cuando le dais cariño y este tipo de cariño?.  Si la hubieseis querido algo mas cuando estaba viva y algo menos cuando lleva 7 años intentando morirse, mejor le iría.". Por supuesto, se lo calló  y continuó:
-" No les estoy diciendo que no la quieran, pero es evidente que no esta todo lo cómoda que ustedes creen. De hecho, ha tenido úlceras por estrés. Yo creo que si la ven agitada y no tiene fiebre, pues sera dolor, ( para el que no toma nada)  y ansiedad,  (para lo que tampoco toma nada). Evidentemente estas cosas deberían hablarlas  con su médico de cabecera y pautarle un tratamiento diario, no solo cuando a ustedes les parezca.
Y lo suyo es que el día que tenga que morirse, lo haga a poder ser ( si ustedes la dejan- iba a añadir) en su cama, sin dolor y a gusto".

Era un tema delicado y con muchos matices, pero de algún modo - pensó- deberíamos ser capaces de hablar de la muerte al final de la vida y  de aceptar que la vida se acaba y (aun reconociendo que hay casos y casos)  no es un drama y menos cuando esta llega después de una enfermedad y una larga vida.
No estaba bien martirizar y aquello que estaba viendo era un martirio.

Tras semejante discurso, no se atrevieron a pedirle el traslado al hospital o tal vez las convenció.
Lo cierto es que, esa vez, aquella mujer se quedó en su camina, sin que nadie le hiciese daño.








viernes, 23 de septiembre de 2011

Son buenos chicos.

Son buenos chicos. Se merecen que las cosas les salgan bien.
Su madre murió demasiado pronto. Su padre, el mejor favor que les hizo fue dejarlos a cargo de la abuela y no volver.
Los conoce porque el pequeño tiene una enfermedad crónica que ha costado controlar con medicación. Hace algún tiempo que no han ido a verlo, por lo que supone que va bien con el nuevo tratamiento.
Lo ha visto con cierta frecuencia durante estos años y casi siempre ha podido darle el alta y dejarlo al cuidado de uno de sus hermanos.

Son buenos chicos, siempre lo ha pensado.
Son jóvenes,  responsables, trabajadores, se quieren y se cuidan, tienen sentido común.
Hace poco que murió la abuela. Pero hacia algún tiempo que se habían cambiado los papeles y les había tocado a  ellos cuidarla y lo hicieron, y lo hicieron bien.

Ahora viven los tres juntos y solos y se organizan según sus horarios. Su casa está limpia y más ordenada que muchas a las que ha ido: la cocina recogida, la ropa guardada, el suelo limpio, el baño ordenado.

Los han llamado porque aquello es muy gordo: el pequeño se ha tomado pastillas en un impulso absurdo y sin ninguna intención suicida. No son unas pastillas cualquiera: no tienen antídoto y ha tomado suficientes como para hacer un fallo hepático fulminante. El no lo sabía.

- "Discutimos por una bobada y después me fui a trabajar, pero quedé malagusto y en el descanso vine a hablar con él y cuando me dijo lo que había hecho le he metido los dedos para que vomite, porque él  no puede. Ni siquiera puede sostenerse".

Cuenta 30 pastillas, que no cuadran con la medicación que tiene prescrita, por síntomas y forma. Pero él no puede hablar. Entonces se le ocurre mirar en la basura y encuentra allí la caja vacía del medicamento anterior, que lo dejaba (a dosis normal) un poco dormido. Faltan 45 comprimidos. Esos quince que no han salido con el vómito son los que le están produciendo los efectos que tiene.

Lo ve llorar asustado y trata de calmarlo, pero sabe que aquello es grave. No quería morirse, ni llamar la atención, sólo quería dormir mucho rato y estar tranquilo. Hace unos meses que no tiene trabajo y tampoco encuentra.

" Si es un buen chaval hombre, solo necesita un trabajo... salir con los amigos... tener una novia... hacer un poco su vida. Nosotros no podemos estar todo el día con él porque tenemos que trabajar para mantenerlo a él y a nosotros... ¿qué puede pasarle?... ¿va a quedar bien?"- van diciendo nerviosos y por turnos los hermanos.

No sabe qué decir para consolarlos. Hay que ir al hospital y controlarlo analíticamente. Sabe que probablemente irá a UCI y con suerte todo saldrá bien, pero puede que todo vaya muy mal y necesite un transplante urgente o morirá.
........................

Han pasado unas cuantas horas. Decide ir a preguntar por él . La analítica pinta mal y clínicamente va peor. Lo suben a UCI.
No quiere pasar a verlo, ni ver a los hermanos.
....................

Varios días después vuelve a preguntar: sigue en UCI. Se han complicado unas cuantas cosas y hay más fuegos que apagar. Desea que vaya bien y puedan salir los tres juntos y volver a casa. Son unos supervivientes de la vida, son buenos chicos y merecen tener suerte alguna vez.
...............

PD: milagrosamente ha ido evolucionando a mejor, ( algo de culpa tendrán también los de la UCI). Está en planta.
Se alegra mucho, pero tampoco irá a verlo.
Se da cuenta de que empieza a seguir muchas vidas desde la distancia y sabe que volverá a encontrárselos, y ojalá sea en sus trabajos y no en el suyo.





miércoles, 14 de septiembre de 2011

Autodestrucción

Era una de las personas a las que veían con cierta regularidad y casi siempre por el mismo motivo: abuso de sustancias y alcohol; y alguna que otra llamada de atención por cortes en los brazos, de ésos que cualquier médico sabe que no son mortales y ella lo era.
Era éste un matiz importante, porque ese status le daba acceso a las sustancias de las que abusaba y ponerle freno era algo realmente difícil.

Hasta hacía  pocos años había sido una persona normal: con un trabajo, una familia, la  hipoteca, las vacaciones... pero todo éso había desaparecido. No sin que ella tuviera la mayor parte de la culpa, pero las circunstancias tampoco habían jugado a su favor.
Mucha gente en las mismas circunstancias hubiese reaccionado de otra forma, pero quizá el carácter, su predisposición a no afrontar los hechos, su historia pasada, muchos malos días, una profesión equivocada, etc.  la habían llevado a aquella espiral de autodestrucción.

Se lo había contado en una ocasión en  que se sentó con ella para decirle que  no podía seguir así, mientras le iban poniendo los antídotos necesarios.

Todo había empezado a ir mal el día que tuvo aquel accidente, que la tuvo mas muerta que viva y le había dejado como secuela aquellas cicatrices, un brazo inútil, fracturas varias y lesiones internas que le impedían no solo trabajar, sino llevar la vida de antes. "¿Cómo iba a resignarme a ésto?"- le había dicho.
Y no se adaptó, no supo cómo hacerlo. Atenuó el dolor físico con analgésicos y el de la mente con ansiolíticos y antidepresivos. No aceptó a nadie para que  supervisara el tratamiento que seguro inicialmente necesitó, y cuando su cuerpo y su mente pidieron mas se lo dio sin reservas: quería olvidar y dormir, no quería morir, solo sentirse bien... y perdió el control, si es que algún día lo tuvo.

Y con ello perdió a su familia, porque "vivir con ella se volvió imposible y tenemos hijos a los que cuidar y proteger"- le dijo un día su exmarido. El aún la quería, porque cada vez que le pasaba algo acudía a verla y trataba de ayudarla, se preocupaba cuando llamaba a la pensión en que pernoctaba y le decían que no había dormido allí..., pero acababa marchando, rendido a la evidencia de que ella no se iba a dejar ayudar.

Volvían de verla una vez más, por los mismos motivos. Pero la había encontrado mejor: más aseada, mejor alimentada, con un poco más de ilusión.
Le dijo que había dejado de beber y la creyó. Solo se había pasado un poco con las pastillas y no había motivo para el traslado. Volvió a hablar con ella, a intentar convencerla de que acudiese a un programa de ayuda, volvió a decirle que aun era demasiado joven, que aun podía salir de aquel agujero y la animó a seguir sobria. Era todo.

Le daba pena aquella mujer y deseaba que fuese capaz de salir de aquello, pero también sabia que no iba a poder hacerlo sola y si no dejaba que alguien la ayudase estaba avocada al fracaso.
No es que le cayese especialmente bien. ni que fuera una persona agradable al trato, ni que les recibiese con los brazos abiertos, no.
Sentía lástima por ella, porque era frágil aunque se hiciese la dura y las circunstancias la habían roto y aun no se había dado cuenta.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Te voy a atar

Te voy a atar
con lazos secretos
de abrazos y besos.

Me vas a llevar,
como sombra a tus pies,
pegada a la piel.

Te vas a encontrar
cada atardecer
queriendo volver.

Y nos vamos a amar,
como tú y yo sabemos,
una eternidad.

miércoles, 17 de agosto de 2011

De vez en cuando

De vez en cuando la vida toma conmigo café y está tan bonita que da gusto verla...

De vez en cuando, todos deberíamos volver a sentir la felicidad de un niño cuando sale de la escuela....

¡Qué gran canción!. ¡ Qué grande su autor!.

Esta versión es de Brenda Mau

De vez-en-cuando-la-vida... .

jueves, 7 de julio de 2011

El heavy

Había descubierto una nueva emisora de radio, aunque seria más exacto decir, que sus hijos, se la habían descubierto. Se llamaba "Rock and Gol".
Cuando se lo dijeron, puso cara de absoluta sorpresa: quizá se debiera a que sus hijos tenían 5 y 3 años, quizá a que le dijeron que salía "música de caña", no lo sabía muy bien.
De lo que  estaba segura, era de que no le gustaba escuchar en la radio gente hablando; y ni por asomo se le ocurriría escuchar (de viaje con los enanos) fútbol por la radio. Así que obvió el comentario y no cambió sus emisoras seleccionadas.
Hasta que una vez, en un corto viaje desde la panadería, su hijo mayor se empezó a enredar con el sintonizador de radio y la encontró. Para su sorpresa salió esta canción y su hijo le dio "caña":

Le encantaba esa canción, era de principios de los 80.
Recordó que le gustaba el rock, bueno, propiamente eso era heavy, para ser exactos  glam metal.
Recordó que del mismo estilo y la misma época eran bandas míticas como Poison, W.A.S.P., Stryper, Europe, Van Halen, Ciderella...
Y recordó que había otros grupos que también escuchaba: Iron Maiden, Judas Priest, Scorpions...

Se sabía muchas de las canciones que salían en esa radio. Fue entonces cuando le tocó a su hijo alucinar: "¡te sabes las canciones!, pero si son  de caña y en inglés. ¿te gustan?" . El pobre pensaba, que a su madre, solo le gustaba pimpon y otras canciones infantiles.

Ahora que no había goles que cantar, que no había nadie que interrumpiese las canciones, se estaba aficionando a esa cadena y estaba desempolvando las viejas cintas con los viejos temas. Los tenía casi todos, los sabía casi todos, al menos los álbunes más representativos de cada grupo.
Había pasado horas escuchando esa música con su hermano, había estudiado muchas asignaturas con ella de fondo y formaba parte de su vida: el heavy.

Tal vez ahora, que todo el mundo estaba tan "indignado", estas canciones estaban más de actualidad que nunca.
En fin, en cualquier caso, echó de menos ese estilo de música en el panorama actual y se dio cuenta de que aquella emisora llenaba el hueco que faltaba.
Si no cambiaba, iba a escucharla muchas veces.

martes, 5 de julio de 2011

Darse guerra

Era la una de la madrugada y aún no se había acostado. Sonó de nuevo un aviso y se pusieron en marcha. Parecía algo fácil y agradecido: una hipoglucemia.

Iban a  una de esas direcciones enrevesadas, donde los portales se encontraban de espaldas a la carretera y no estaban indicados. Era un barrio construído en la década de los 60: bloques de pisos de 4 alturas sin ascensor, con una calle peatonal en medio que se convertia en  el punto de encuentro obligado para los vecinos.  La mayoría  llevaba viviendo allí desde el principio y  todos se conocían.
Al llegar les estaba esperando un vecino. Aquel hombre, casi en pijama, les indicó el portal, donde otro vecino les esperaba para que no se cerrara la puerta. Subieron al domicilio. Era un piso de unos 70 metros, muy bien arreglado.

Una mujerina pequeña y nerviosa les guió al dormitorio. La acompañaban los vecinos del piso de al lado, por si necesitaba algo o había que ir al hospital: "Aquí somos todos como familia"

Una vez confirmado el diagnóstico, comenzaron el tratamiento y mientras tanto, ella se dirigió a la mujer para tranquilizarla y pedirle datos: nombre, apellidos, alergias, enfermedades previas, tratamientos...
La mujer todavía nerviosa, se esforzaba en ayudarla, pero no encontraba nada. Cuando, al fin, vio que él recuperaba la conciencia, entonces acertó a decirle todo:

-" Tiene 91 años y yo 88. Y ahí donde lo ve, llevamos  62 o 63 años casados... ¡ ya nos hemos dado dado guerra, ya!".
Se acercó a él y le dio la mano. Él ya conocía y hablaron un poco. Todo estaba bien.
Ella sonrió al verlos: eran entrañables. Pudo ver además el alivio de sus vecinos: todo volvía a ser y estar como siempre.
Les dio las instrucciones necesarias para que no le repitiera esa noche y les dijo que volviesen a llamar si necesitaban algo más.

No pudo evitar volver con una sonrisa, recordando las palabras de aquella mujer : ¡ ya nos hemos dado guerra, ya !, y el deseo de poder decir lo mismo dentro de 50 años.







lunes, 20 de junio de 2011

Transferencia

La conocía desde hacía años. Eran compañeras y amigas.
Era una buena persona y una gran profesional. Sabía mucho y daba siempre la impresión de tenerlo todo bajo control. Su único problema para aquel trabajo no eran los casos, ni el estrés, ni el horario o la falta de sueño. Su único problema era saber qué hacer con las emociones que, de vez en cuando, aquel trabajo le transfería.
El problema no era lo que veía o el caso al que se enfrentaba. Daba igual que hubiese más o menos sangre, más o menos muertos. A esas alturas ya lo había visto todo. Sin embargo, de vez en cuando, algo llegaba a traspasar el uniforme y la tocaba.

Cuando habló con ella esa mañana supo inmediatamente que algo le había pasado. Estaba tocada, se le quebraba la voz y casi sin poder hablar se le arrasaban los ojos. Quería llorar... pero ¡ella no podía llorar! ¿cómo iba a permitirse una debilidad así?.
Pasó a buscarla y una vez en el coche, le contó que habían ido a una parada de un hombre joven, con hijos pequeños y no había salido. Le dijo que aquel servicio la había dejado mal y no podía dejar de darle vueltas en la cabeza.
Entonces lo supo. Supo que no era el aviso, ni el resultado, ni que fuese algo en lo que le hubiese quedado duda de haber podido hacer más, ni siquiera era el primer caso así, o el peor. Sabía lo que le había ocurrido: " te tocaron, ¿verdad?". "Sí. Su mujer me preguntó si podía darme un abrazo. ¿cómo iba a negarme?"
Era ese contacto lo que la había destrozado. Se lo explicó: "mientras puedes mantener la distancia física, eres una persona no implicada emocionalmente, pero si te tocan dejas de serlo. Entonces te sacude un descarga eléctrica, notas como te transfieren su angustia y su dolor, te conviertes en su "toma de tierra" inicial. Hasta entonces el uniforme te protege, es como si todo lo que ves en el trabajo se pudiese quedar allí, pero si te tocan, entonces te los llevas."
Se sintió comprendida.
La dejó hablar un rato, lo que quiso. Después la abrazó.
Esta vez le tocaba a ella ser su "toma de tierra". Gracias a Dios podían hablar y explicarse y entenderse sin hablar y darse un abrazo. Ambas eran conscientes de que esa terapia era muy importante para volver a sus vidas medianamente equilibradas.

No iba a dejarla viajar hasta que la viese un poco mejor y sabía que necesitaba cambiar el punto de vista de la vida. Necesitaba ver también la otra parte de la vida: la risa , la alegría, la tranquilidad, la rutina diaria, la amistad.
Las tragedias existían pero afortunadamente ésta no era suya.
Había que pararle la cabeza como fuese, porque si no aquel iba a ser un viaje muy duro. Sabía que le encantaban los críos y ella le podía ofrecer dos pequeñajos, que en cuanto la vieron  empezaron a contarle sus cosas. Sus cosas taaan importantes y taaan absorbentes que no se podía distraer.  La vio reír y relajarse.

La dejó irse después de comer, mucho más tranquila.
Ambas sabían que aquel aviso no se le iba a olvidar jamás, pero estaba mejor. Quizá ya no le quitase el sueño esa noche y necesitaba descansar. En poco tiempo dejaría de pensar en ello y el recuerdo quedaría adormecido en un rincón, como otros muchos. Pero si algo lo sacaba a la luz, volvería a recordarlo todo.
Parecía imposible, pero de esos avisos podían recordarlo todo por mucho tiempo que hubiese pasado: el color de las paredes, la cara de la gente, el olor, la ropa... la angustia y el dolor.

Alguna vez pensaba que si cuando fuese vieja tenía demencia, ojalá empezase por borrar esos recuerdos.

domingo, 5 de junio de 2011

La noche en la isla. (Los versos del capitán)

"Me gustas"- le habia dicho.
Recordó con nitidez los poemas de Neruda "los versos del capitán".
Esos versos, escritos por otro, eran suyos y tenían nombre en el destinatario.Ya no eran sólo unos versos al aire, eran verdad.
No se los habia recitado, a pesar de pasar la noche en la isla  y haber recorrido todos los versos, a pesar de que no era ya ni la primera ni la segunda noche en la isla. Sin embargo sabia que no hacia falta decir nada más , tal vez ni éso.
Los recordaba con el soniquete del dúo formado por Olga Manzano y Manuel Picón. Le parecían los versos más sensuales que se hubieran escrito nunca ( al menos, los más sensuales que ella hubiera leído).

Le gustaba mucho la poesía y habia leído muchos poemas de muchos autores, y aquellos seguían siendo los más sensuales. Habían llegado a sus manos de forma casual, cuando aún no tenía edad para ese tipo de poemas, cuando no tenía la experiencia de haberlos vivido, cuando aún era imposible entenderlos... pero la habían cautivado, los había aprendido y los había guardado... y hoy los recordaba.
La poesía era como la música: magia pura. ¡Eran las palabras justas para expresar sentimientos!. 
A ella le gustaba leer. Casi nunca releía prosa, pero la poesía era otra cosa. Podía leer y releer poemas cientos, miles, de veces y le gustaban cada vez. Los podía saber de memoria y aún así los releía con su cadencia, con sus puntos y comas. Aquellos libros estaban siempre vivos, eran intemporales, siempre presente.
Con música y poemas intentaba explicarse muchas veces, otras se entendía ella sola, pero siempre disfrutaba.


De tus caderas a tus pies
quiero hacer un largo viaje.
...
Cuando tus manos salen,
amor, hacia las mías,
¿qué me traen volando?.
Por qué se detuvieron en mi boca,
de pronto,
por qué las reconozco.
Los años de mi vida
yo caminé buscándote,
crucé los arrecifes.
Subí las escaleras,
me llevaron los trenes,
las aguas me trajeron,
y en la piel de las uvas
me pareció tocarte.
...
Hasta que se cerraron
tus manos en mi pecho
y allí como dos alas
su viaje terminaron.
Y cuando tú pusiste
tus manos en mi cuerpo,
reconocí esas alas
de paloma dorada.
Su suavidad venía
volando sobre el tiempo,
sobre el mar, sobre el humo
como si entonces antes,
las hubiera tocado,
y hubieran recorrido
mi frente y mi cintura.
...
Tu cuerpo
no es sólo la rosa
que en la sombra se levanta.

Tu cuerpo
no es sólo la sangre
ese pétalo del fuego.

Tu cuerpo
es mi territorio,
es el barro de mi infancia.

Tu cuerpo
es agua escondida
es la tierra que me llama.

Yo guardo
mis palabras en tu cuerpo
y el que las oiga un día
recibirá una ráfaga de trigo y amapolas.

lunes, 30 de mayo de 2011

Angustia

Lo recordaba perfectamente:  uno de esos  momentos importantes en la vida.
Aquel día había pasado página y había comenzado a vivir de nuevo.

Era uno de esos días de sol y frío de marzo que tanto le gustaban, luminoso, radiante.
Cogió el coche para salir, para escapar, para pensar.
Puso la música a todo volumen e intentó tranquilizarse.

Era consciente de que no podía seguir así.
No dormía. Estaba harta de despertarse por las noches y dar vueltas y más vueltas, y acabar levantándose hasta la cocina a tomar un vaso de leche, para romper las ideas que la saturaban. Harta de ver la ciudad desde aquella ventana, de llorar.
Hacía unos meses que todo había acabado, pero se sentía peor que entonces: ahora, después del estrés, tenía miedo. Y era éso lo que la asaltaba y no le dejaba disfrutar de las cosas que siempre le habían gustado.
Estaba cansada. Cansada de pelear y de velar por la salud mental de todo el mundo.  No se creía capaz de volver a pasar por lo mismo otra vez, y... ¡era posible!.

Llevaba un buen rato conduciendo por aquella carretera de curvas conocidas, sintiendo como la música desplazaba de su cabeza cualquier idea, sintiéndose bien.
Paró y salió del coche. Caminó hasta el río y se sentó.
Aquellas montañas eran suyas, aquel olor, el resplandor del sol en los neveros, el río... todo podría cambiar en su vida, incluso podría dejar de vivir; pero, sentir que aquello iba a estar siempre allí para volver, la tranquilizó del todo.

Empezó a pensar con claridad: ¿qué te pasa? que tengo miedo y el miedo no me deja vivir.¿de qué tienes miedo? de recaer, de que me hagan daño, no puedo pasar por eso otra vez. ¡si puedes aunque no quieras! bueno, pues eso que no quiero. Ya, pero ¿puedes hacer algo para que no ocurra?. No. Pues se acabó, se acabaron las angustias por algo que no puedes prevenir, lo que tengas lo tienes y no depende de ti. Ahora estás viva, pues vive. Además, ¿tener miedo te ayuda en algo?. No, pero si las cosas no salen bien ¿cómo se lo digo?. ¿pero han salido mal?. No. Pues entonces no hay nada que decir. Cierto. Repito, se acabó., Lo que tengas o no, te lo dirán cuando toque. Ahora lo que toca es vivir la vida que acabas de estrenar y es la que esperabas antes de todo. Cierto, así es.

Notó como al enfrentarse al miedo, ya no lo tenía.
Notó cómo la vida fluía, con sus estaciones, con lo que le gustaba y lo que no, y sin mas sintió que no había motivo para el miedo.
Ya no tenía taquicardia y se daba cuenta de que hacía un rato que no le daba vuelcos el corazón. Se había pasado.

Era hora de volver a casa.

lunes, 16 de mayo de 2011

Para nada

Era uno de esos días que ella definía como "nada útil".

Llevaban 9 avisos. Demasiados para aquella ciudad y ninguno que, en realidad, requiriese de sus servicios.

Eran el medio  mejor dotado para emergencias y se les utilizaba para lo que saliera, aunque muchas veces, éso implicase que se escapasen las emergencias de verdad. Parecía que a nadie importaban estos casos. Solamente cuando salían en prensa, entonces sí les pedían explicaciones a ellos... a ellos, que iban a donde les mandaban sin poder protestar.

Esta utilización política la deprimía.
Ya no discutía los avisos, porque había aprendido que no llevaba a ninguna parte. Lo único que conseguía con ello, era ir quemándose poco a poco y eso no quería que le pasase.
Estaba claro que el servicio servía para hacer buenas fotos y para que los políticos se llenasen la boca con sus sesgadas estadísticas.
Era lamentable, así que prefería no pensarlo siquiera.

Desde hacía unos años la cosa iba a peor. Cada año firmaban compromisos y objetivos absurdos y cada año, según sus jefes eran cada vez mejores. Su opinión, era que iban dejando de serlo a marchas forzadas.
"¡No hay como las políticas de calidad para que todo se reduzca al absurdo!", pensaba con demasiada frecuencia.
El contrato de gestión consistía en salir más veces que el año anterior ( sin que se tuviese en cuenta que cada vez había menos población), en poner más cruces en las historias ( sin tener en cuenta si había concordancia entre diagnóstico y tratamiento), en reducir el tiempo de llegada ( sin tener en cuenta la dispersión geográfica)... y sobretodo, en facturar a terceros (sin tener en cuenta si era o no adecuada la activación).

Guardias como éstas pasaban por su vida sin pena ni gloria. Sólo si se enteraba en el hospital, de que un caso grave había ido en otro tipo de medio o no habían sido activados para ello, pasaba a ser una guardia con pena.

Ella era de la opinión de que debían estar libres el mayor tiempo posible, por si había algo grave. Todo lo contrario que sus jefes, que preferían que circulasen y se les viese ocupados, aunque quedasen casos graves sin cobertura: pero eran casos anónimos y no pasaba nada.
En su opinión, estaban mal gestionados y eran poco eficientes.
Además se tiraba el dinero en cosas inútiles y absurdas y después se lloraba en lo importante.
Habían cambiado de jefes, pero todo seguía igual.

Por muchos motivos, (que era mejor no pensar en profundidad), estaba decepcionada. Sin embargo, cada día que iba a trabajar lo hacía con ilusión y suponía que, la única razón, debía ser que le gustaba su trabajo (dejando al margen toda la mierda burocrática).
Por otro lado, conocía ya a demasiados compañeros, buenos profesionales, a los que tambien les gustaba el trabajo y que ya lo habían dejado hartos de todo lo que no era esencialmente el trabajo.

"It is what is it is " que decia su profesor de inglés.

lunes, 9 de mayo de 2011

La Vida

Le gustaba Silvio Rodríguez.
Aunque reconocía que no tenía una buena voz, la emocionaba. Era de esos cantantes que adoraba por lo que le hacía sentir, tenía canciones que la explicaban,  conseguía decir tantas cosas que ella querría poder deicr bien, que era parte de la banda sonora de su vida.
Le gustaba esta canción y en ocasiones, se encontraba cantándola sin más o recordando los versos de forma aislada. Muchas veces pensaba en la vida así, en la suya en particular y filososfando de todas, en general.
Pasaban muchas vidas por la suya y  de todas aprendía algo: a veces cómo ser  o cómo no ser, a veces cómo vivir y otras cómo no, algunas cómo enfermar o cómo morir... y mientras tanto, tambien pasaba la suya.

http://www.goear.com/listen/f6b95bc/la-vida-silvio-rodriguez

La vida de un pájaro en vuelo,
la vida de un amanecer,
la vida de un crío
de un bosque y de un río,
la vida me ha hecho saber.

La vida del sordo y del ciego,
la vida que no sabe hablar,
la del triste loco,
la que sabe a poco,
la vida me ha hecho soñar.

La vida voraz que se enreda,
la vida que sale a jugar,
la vida consciente que queda,
la vida que late en el mar.

La vida que brota de un muerto,
la vida que no se murió,
la de los desiertos,
la de un libro abierto,
la vida me ha hecho cual yo.

La vida que alumbra en el trueno,
la vida final de un adiós,
la vida goteando de un seno,
la vida secreta de un dios.

La vida que pende de todo,
la vida de cada emoción,
la vida en exceso,
la vida de un beso,
la vida me ha hecho canción.

viernes, 6 de mayo de 2011

¿Antisocial o mal-educada?

Era el tercer caso en unos pocos meses: "Niña de 13 años, agresiva".
Llamaban lo padres pidiendo que se le pusiera "algo para que la calmara". Notó como le empezaba a hervir la sangre y como empezaba a indignarse, pero decidió darles el beneficio de la duda.
Llegaron al domicilio: era un chalet extraordinario, situado en una urbanización privada.
Cuando llegaron ya estaba allí la Guardia Civil.
Salieron los padres a su encuentro. Tendrían unos 45 años.
Preguntaron si "todo aquello era necesario". "Podían apagar las luces, para que no se entere todo el mundo". No era una pregunta, era una exigencia.
Tuvo que hacer un gran esfuerzo por no responder de forma muy borde :
-" Pues sí, es necesario. Nosotros estamos trabajando".
Entraron en la casa.
La decoración interior estaba acorde con el exterior.
La hija estaba en "su zona de la casa": hall, habitación de invitados, baño de invitados y habitación con baño propia.
Preguntó lo que había ocurrido a los padres y  lo primero que le dijeron fue que "la niña tiene un trastorno de personalidad antisocial" y que "es muy difícil".
-"¿Informes psiquiatricos/psicológicos?".
-"No tenemos. Nosotros  intentamos negociar con ella siempre , desde pequeña, e intentamos dialogar pero ahora cada vez era mas difícil". "Es que no se lo imagina"- dijo su madre.

 La discusión, esta vez , era que "la niña" quería salir hasta las 6 de la mañana, con al menos 50 euros, con una pandilla de chicos que no conocían. Los padres consideraron que con 20 euros era suficiente.
"¡Dios mio, no les preocupa no conocer a la pandilla de su hija!"- pensó para si.
El resultado era una discusión en aumento, una cocina patas arriba, cuadros rotos y una tv de plasma en el suelo, los padres pidiendo que le pusieran tranquilizantes a su hija y la hija en su cuarto.
Pidió ver a "la niña" a solas.
!3 años. Morena, media melena, 2 pendientes en cada oreja, labios pintados, rimel, minifalda y botas al uso. La chica le explicó lo mismo que sus padres.
Hizo una evaluación de su estado mental y le pareció una adolescente normal, sin patología grave desde luego.
Entonces decidió poner los puntos sobres las íes y no cortarse ni lo más mínimo.Debía quedarle claro que:
- ellos no debían volver allí, porque la próxima vez no iba a ser amable, porque ella no estaba enferma, solo era una niña caprichosa.
- aquella casa no era suya, era de sus padres y allí mandaban ellos. Si le gustaba bien y si no también.
- que ella no trabajaba y por tanto el dinero era de sus padres y le darían lo que quisieran.
- la opción que le dejó fue quedar en casa o que "menores se hiciera cargo". La niña que sería "antisocial", pero no era tonta, decidió quedar en casa y acato, sin discusión, todas sus normas.

Cuando salió, los padres preguntaron si "ya le había puesto algo para calmarle los nervios".
Pudo notar como estaba a punto de decir mas de lo politicamente correcto, como la indignacion estaba a punto de estallar y pudo contenerse.
Les dijo que no, que su hija no estaba loca, ni era antisocial. ¿ Acaso pensaban que solo por no respetar sus decisiones y no obedecer, ya era antisocial?.
Entonces le espetaron: "en cuanto ustedes se vayan volveremos a estar igual. Es que es muy difícil".
Ella  no iba a decirles cómo educar a su hija, pero que no había medicación para éso.
Aún así, volvieron a preguntarle si a ella le parecía bien que la dejaran salir con "ese estado de nervios".
"Lo que no me parece normal- respondió- es que con 13 años la dejen salir hasta las 6 de la mañana o cuando ella diga, con esas pintas y con gente que no conocen ustedes. Ese estado de nervios se le pasa en cuanto cruce la puerta. Por mi parte nada más. Si tienen una nueva trifulca  no es un problema sanitaro, así que si quieren la denuncian y que se haga cargo de ella una institución".
Sin más palabras se despidió de ellos.
Mientras volvía, pensaba en cuánto daño estaban haciendo las tendencias educativas de padres-amigos, dialogar y quitar puntos y cosas similares.
Pensaba que  para los padres era más cómodo ser amigos que padres, pero claro, después no eran capaces de asumir las broncas de amigos con sus hijos y cuando necesitaban autoridad ya no la tenían.
En los últimos meses había tenido varios casos similares y había llegado a la conclusión, de que esos padres necesitaban que sus hijos tuvieran un trastorno diagnosticado: para no sentirse responsables ante sí mismos, ni ante sus amistades del club social, de su fracaso. Su mayor preocupacion era, en todos los casos, no dar que hablar.

Una chica les había dicho, con pena, que lo hacía para ver si a sus padres les importaba algo ( robos, intoxicaciones etilicas, porros...)  porque no quería estudiar y quería trabajar, pero sus padres no la dejaban porque no era glamuroso.
Le indignaba pensar que aquella situación no tenia remedio. Esos hijos eran "carne de cañón".
Esperaba no tener que volver a corto plazo, pero daba por seguro, que a medio y largo plazo iba a volver a encontrárselos y probablemente en contextos peores.

jueves, 28 de abril de 2011

La última nana

Se levantó despacio, tragó saliva y reunió el valor necesario para mirarla a los ojos. Sus miradas se encontraron durante unos segundos que le parecieron infinitos.Vio en ellos la pena más honda de una madre y supo que ya sabía lo que aquello significaba.
Entonces les dio orden de parar.

Avanzó unos pasos y sólo pudo decirle "lo siento". Ella se le abrazó y aquella reacción casi la hunde, porque mantener la distancia ayuda a no llevarse cosas a casa.  Pero decidió devolverle el abrazo.
¡Qué pena!.
Esperó un momento y después, se separó.

La madre miró el cuerpecito de su niña, tan pequeño, tan frágil... la cogió en brazos y le cantó, en su idioma extranjero, algo parecido a una nana.

Decidió darse la vuelta, tragarse aquellas lágrimas  y recoger. Poco a poco y en silencio, todos lo hicieron.

Mientras los demás bajaban, ella buscó a alguien a quien explicarle el proceso que debían seguir.

Seguía oyendo aquella nana en la habitación de al lado y quiso poder decirle algo que la consolase, pero no pudo, no había nada, buscó en su interior y no encontró nada.
Antes de irse entró de nuevo en la habitación, se acercó y le puso la mano en el hombro y con un breve apretón, se despidió.

Tan sólo había pasado lo que era inevitable, lo que hacía tiempo todos sabían que iba a suceder. Pero era triste. "Aunque solo puede haber una pena tan grande donde ha habido un amor sin medida!", pensó.
Bajó despacio las escaleras, respirando hondo y a la mente le vinieron unos versos de Bécqer que siempre la habían sobrecogido:

"Cerraron sus ojos

que aún tenía abiertos,

taparon su cara

con un blanco lienzo,

y unos sollozando,

otros en silencio,

de la triste alcoba

todos se salieron.

.......

Despertaba el día,

y, a su albor primero,

con sus mil ruidos

despertaba el pueblo.

Ante aquel contraste

de vida y misterio,

de luz y tinieblas,

yo pensé un momento:

—¡Dios mío, qué solos

se quedan los muertos!

.......

¿Vuelve el polvo al polvo?

¿Vuela el alma al cielo?

¿Todo es sin espíritu,

podredumbre y cieno?

No sé; pero hay algo

que explicar no puedo,

algo que repugna

aunque es fuerza hacerlo,

el dejar tan tristes,

tan solos los muertos."


Fue el último aviso de aquel día. Ya había amanecido y la esperaban en casa.

Aún recuerda, con pena, su nombre y aquella nana.

domingo, 24 de abril de 2011

Ellos

Lo quería, lo sabía hoy y lo había sabido desde siempre, desde la primera vez que se habían besado con torpeza.

Su camino no había sido de rosas precisamente, por ellos y por la vida.

Ellos... siempre tan comedidos, siempre pensándolo todo, siempre tan tímidos.
Ellos... que nunca se habían lanzado a nada sin pensar se habían metido en aquel viaje sin poder renunciar a él, porque era de único de lo que estaban seguros.
Ellos... que, en ocasiones, habían renunciado a otras cosas para no sufrir o no hacer sufrir, se habían embarcado en aquel viaje que iba a durar toda la vida.
¡Qué atrevimiento por su parte!.

La vida tampoco se lo había puesto fácil.
Al principio, habían decidido separarse porque era demasiado tiempo y demasiada distancia. ¡Eran tan jóvenes!.
Nunca se habían olvidado y cuando, al fin, la vida les dio la posibilidad de estar juntos, tampoco se lo puso fácil.
Una enfermedad larga y a destiempo (como lo son casi todas), les dio sin embargo la prueba de su capacidad para soportarlo todo juntos.
Pasado ese tiempo, vino el demasiado trabajo. Pero creyeron uno en otro y cambiaron de rumbo y les salió bien.
Vino el día a día, que  no es sencillo para nadie, había que lidiar con la frustración, la espera, la incertidumbre...
Más tarde, vinieron los hijos y les dieron momentos inolvidables y se llevaron desvelos, tiempo de pareja, les dieron unos miedos que no tenían... tantas cosas!. Los adoraban, eso no tenia vuelta a atrás y tampoco querían que la tuviera.
Pasaron los años luchando por mil sueños, proyectos e ilusiones; pasaron tantos, que no se dieron cuenta de que crujían sus articulaciones y andaban más despacio.

Ella lo  mira desde su mecedora. Se ha quedado dormido, con el libro en la mano,con los dedos marcando la página de mañana.
No lo despierta.
Le gusta mirarlo sin que él se de cuenta. Lo hace siempre que puede.
Lo observa. Conoce cada detalle de su anatomía, cada nueva arruga que le había  ido poniendo el tiempo.
Mientras lo mira, siente como su amor ha ido creciendo y cómo han sido felices hasta en los peores momentos y sonríe agradecida y se emociona al sentir cuánto lo quiere.
Recuerda el día en el que él le dijo que, de morirse, quería hacerlo un cuarto de hora antes que ella.
Por su parte, y a su edad, ella esta segura de que no sería mucho más, porque no se ve capaz de vivir mucho más sin él.
Recuerda también, sin querer, el día en que creyó haberlo perdido para siempre: su miedo, el dolor, el puñetazo en el estómago. Sonrió.
Él esta allí, como le había prometido (al principio de la historia) en una playa hermosa, una noche de invierno fría.
Él esta allí, dormido en el sofá, con los pies encima de sus piernas, como siempre, como habían hecho desde el principio, cuando disfrutaban de sus merecidos momentos de paz.
Ella siempre supo que él la quería y esa certeza la había ayudado a seguir adelante tantas veces que ya había perdido la cuenta.
Nunca se había sentido sola desde que estaba con él... ¡toda una vida!.
Se querían y eso era todo lo que ella necesitaba.
Volvió a mirarlo.

Ellos que no habían pedido nada y habían empezado una vida juntos, lo habían tenido todo. Ahora descansaban, no pedían más, eran felices de verse cada mañana, un día mas.
Y mientras llegaba la hora de que la vida les concediera su último deseo, vivían y ella lo miraba y sonreía.

viernes, 15 de abril de 2011

Demencia?

Tenía 91 años y según su familia demencia avanzada.
"¿Qué sabrán ellos?".
Se aburría.
Le habían puesto a una extranjera para que la cuidara.
Pues iban listos si pensaban que ésta iba a durar, porque pensaba meterle un susto de muerte jejeje..., como a la otra.
Aquella mujer no cocinaba nada bien. ¡Uhmm... donde estuvieran los guisos de su madre!.
Entonces se le ocurrió:
- "Maruja ( no sabía su nombre y le daba igual): que me voy a morir. Haz lo que quieras, pero voy a dejar de respirar y me voy a morir".
Así, se dejó caer en la cocina y no volvió a hablarle.
"Que se fastidie y cocine mejor".
Cerró los ojos. La oyó gritarle (¿cómo no?) y no contestó. Respiró muy despacio para que Maruja creyera que no respiraba.
La oyó desesperarse porque no le contestaba, y cómo pensaba en alto y farfullaba "ay Dios que me muere y ´éso trae mala estrella".
Se rió para adentro.
La oyó llamar y colgar el teléfono buscando a alguien de su familia para que fuese a ayudarla. Pues estaba apañada, ¿no sabía que  no iban a ir, porque para eso ya estaba ella?. Eran así de cariñosos, pero ella no tenía porque saberlo.

"Bueno, parece que va a buscar a un vecino, igual es hasta un poco lista, ¿ el 112?. Vaya acabo la diversión".
............................................

- "Bueno, a ver, que no le pasa nada..., que está fingiendo...., esté tranquila que a la que le va a dar algo es a usted. Hablará cuando quiera, no se preocupe por eso".-oyó cómo le hablaba a Maruja la médico- "Venga Feli abra los ojos, que si no a esta mujer le va a dar algo y no está bien que le haga rabiar así".
..........................................

- "Ya me descubrieron. Si tiene razón, los cabrones son los otros, que no pasan por aquí ni un día.... Pero ésta no dura, jejeje.... Al menos que se rompan la cabeza buscando otra".
.............................

- "Vaya susto.... ¿Seguro que no tiene nada?, pues yo no estoy dispuesta a aguantar ésto..., vaya susto... y ¿si se muere?".
- "Mujer no se apure, está claro que algun día tendrá que ser, pero no puede ponerse así cada vez que vea que no le responde ".
- "Pues yo así no sigo...., que busquen a otra  que sepa más de ésto".

jueves, 24 de marzo de 2011

when you tell me that you love me

Recordaba el día en el supo, con toda certeza, el orden de las cosas importantes de la vida: amor, salud y dinero. Siempre la había tenido, pero aquel día se le hizo tan patente que la podía tocar.
Este era el tipo de recuerdo que ella guardaba en la memoria para los malos días: los recuerdos de felicidad pura, de los que tirar en épocas desgraciadas.Tenia la capacidad de "guardarlos para cuando no haya" y de disfrutarlos cuando los tenia que recordar.

Esta canción era y evocaba uno de esos recuerdos.  

when you tell me that you love me

lunes, 21 de marzo de 2011

La gran ciudad

No le gustaba aquella ciudad.
Había llegado a esa conclusión después de estar un par de veces de visita, y ahora le iba a tocar vivir y trabajar allí.
Era demasiado grande, demasiado ruidosa y muy incómoda para caminar y para conducir. Sin embargo, a los que les gustaba, decían que era una ciudad llena de vida, dinámica y cosmopolita. ¡Como si la vida de la ciudad le fuese a hacer sentir a ella más viva!.
Por si fuera poco, estaba lejos de su casa y además  no conocía a nadie.
En fin, daba igual, eso era lo que había y habría que acomodarse a vivir allí.
Buscó piso y después de un par de días, tuvo suerte (¡cómo no!): un 8º con unas vistas espectaculares, bien amueblado, a escasos 50 metros de su lugar de trabajo y con un supermercado en los locales del edificio. ¡Empezaba con buen pie!.

Ahora, años después, recordaba aquel principio con mucho cariño.

La ciudad seguía sin gustarle lo más mínimo, seguía siendo un caos urbanístico: había calles, travesias y callejones que no venían en ningún plano, había gente que no sabía decirte donde vivía, había casas en el medio de las huertas, había concejos, parroquias, municipios...No había un espacio abierto en el no se vieran casas, cada una de una forma, de distintas alturas, caserones al lado de rascacielos... afortunadamente podía acercarse y mirar al mar.
Aquella ciudad, que durante el día, era un hervidero de gente a toda prisa, de pitidos de coches y de trasiego de barcos, quedaba desierta por la noche.
Recordó la sensación de calma total de las 4 y las 5 de la mañana, cuando iban o volvían de algún aviso.
Allí  y a aquellas horas, le habían dicho por primera vez que eran "los ángeles de la guarda", que "nosotros somos  de una aldea. Pero allí ustedes no llegan y yo estoy más tranquila por las noches sabiendo que están cerca". Era un matrimonio mayor con  problemas de salud. Le inspiraron ternura,  " ¡qué pena que uno tenga que dejar su lugar de siempre e ir a una ciudad como aquella, solo por éso!".

Le gustó trabajar allí. Aprendió tanto, que aunque éso fuese lo único, mereció la pena todo lo demás. 

martes, 15 de marzo de 2011

Un dia duro

Parecía mentira, pero estaban allí. Lo habían visto pasar: un coche volando, un golpe, humo, un coche aplastado. Solo hizo falta un  instante.
Corrieron hacia allí.
-" Hay otro coche en el barranco".
Echó un vistazo rápido y decidió: dos equipos. Lo de arriba parecía más grave: decidió quedarse. Enfermera y técnico abajo. "Cada uno a lo suyo".
Se acercó al coche: hierros, cristales y trozos de carrocería por todas partes. Y en lo que quedaba, un niño de unos 8 o 10 años  llamando a su madre.
"Mierda, qué desastre",  pero en ese momento no se podía parar a pensar en ello: había mucho que hacer.
Le bastó un vistazo rápido para comprobar que aquel niño era el único superviviente. Su cerebro procesó:" atrapado por las piernas, heridas graves en cabeza, respira bien".
Pidió un par de ambulancias más.
Llegaron los bomberos y les expuso la situación. Sabia que podía confiar en ellos, eran buenos profesionales.
La enfermera la llamó para comunicarle la situación del otro herido, le dio las instrucciones que creyó oportunas y se alegró sinceramente de trabajar con ella.

....................................................

Resolvieron aquella situación. Hicieron su trabajo y lo hicieron bien. Habían terminado.
Se sentó en la parte de atrás con la enfermera. Eran amigas. Se miraron y, sin poder remediarlo, lloraron.
Lloraron de pena: porque aquello no debia haber pasado, porque una madre no debia morirse así, porque un niño no deberia pasar por éso, porque era la situación mas dura en la que habian comunicado una mala noticia, porque hubieran querido abrazarlo y no dejarlo solo en el hospital...
Lloraron porque tenian que expresar de alguna forma todo el estrés y porque se entendian y eran amigas y alli, solas, se lo podian permitir.
Se tranquilizaron. 
Ambas sabian que no olvidarian aquel aviso, como no olvidaban ninguno de los duros, pero aún les quedaban muchas horas antes de volver a casa y seguramente habria que trabajar más.

............................................................

Cuando volvió a casa  se lo contó, sin entrar en  los detalles. No hacia falta.
La escuchó, la abrazó y aunque no recordaba sus palabras, si recordaba que se habia sentido mejor.
De alguna forma, él siempre conseguia que se sintiese mejor, que todo volviese a estar en su sitio en su cabeza y en el alma. Y aunque nunca se lo habia dicho, lo adoraba por ello.

domingo, 13 de marzo de 2011

Gracias a la vida.

Porque no debería hacer falta que la vida nos diera un revés para ser conscientes de las cosas buenas.
Porque hacernos un poco conscientes de estas cosas, nos hace mas felices.
Por unas vacaciones fantásticas, aunque no sean las mías.
Porque yo lo he pensado así tantas veces, que he perdido la cuenta.
Porque en los malos momentos recordar los buenos ayuda a seguir; y en los buenos, ser agradecido es lo menos.
Porque tengo mas de de cien razones por las que dar gracias.

Gracias-a-la-vida (Violeta Parra)

viernes, 4 de marzo de 2011

Mientras volvian

Mientras volvían, en penumbra y acomodada en su asiento, le asaltaron pensamientos propios de la hora y el lugar. Eran las 6 de la mañana.
Tenia sueño, pensó antes de salir. Pero ahora, mientras volvían, solo quedaba el deseo de poder dormir y olvidar. No iba a ser fácil.
Se sentía triste o algo así.
En su cabeza sonaron las palabras de su  abuelo cuando supo a lo que se iba a dedicar: "querida, tu reza siempre una oración por los muertos".
En aquel momento, le había dicho: "bueno, hombre, que lo hagan los suyos" y notó como su expresión se oscurecía un poco: "hay veces que no tienen quien se la diga". 
Desde entonces siempre lo había hecho y muchas veces ( como en aquel caso) era lo único que podía hacer por ellos. Y allí, mientras volvían, en silencio, rezó su oración por los muertos.
Los habían activado de madrugada y mientas se ataba las botas, iba escuchando los datos: "accidente de trafico. Coche-camión. Mujer joven atrapada".
Así se lo contó a sus compañeros, mientras bajaban rápidamente las escaleras.
Estaban lejos.
Llovía.
Ya de camino se organizaron rápidamente, cada uno sabía lo que tenía que hacer. Después silencio y sirenas, hasta que llegaron y otras luces azules les indicaron el lugar exacto.
Bajaron a toda prisa. Ella se acercó al amasijo de hierros.
La vió, era joven, "demasiado joven" pensó. La valoró.
No había nada que hacer allí  y así se lo comunicó a los demás.
No había más heridos.
Se dirigió al conductor del camión que lloraba de impotencia, por no haber podido esquivar aquel coche que se salió en la curva y se le metió debajo. No necesitaba nada que ellos pudieran darle.
Seguía lloviendo.
Volvieron. El silencio ya no era de tensa espera. Cada uno digería aquellos tragos como podía y nadie se sentía capaz de hablar.
Ella era la más joven de los cuatro. Los técnicos, con los que trabajaba ese día, eran hombres de mediana edad, casi tenían hijas como aquella chica. Sintió pena por ellos.
En su cabeza iba y venían muchas ideas. Siempre era igual.
Pensó de nuevo en la chica. Quizá venía de trabajar o volvía de fiesta a casa y no llegó.
Pensó que alguien tendría que decirles a los que la querían lo que había pasado. "Menos mal que esta vez no me toca a mi"
Pensó que aquello podría pasarle a ella. Un escalofrío la sacudió. No podía pensar en éso. Tenia que evitarlo para sobrevivir y levantarse por las mañanas con alegría.

Nunca nadie, en toda la carrera, ni en lo que llevaba trabajando, le había advertido de lo peligroso que puede llegar a ser asomarse continuamente al lado más oscuro de la vida.

Cerró los ojos, aunque sabía que no podría dormir.
Tenía los pies mojados.
Vió por la ventanilla el reflejo de las luces de la ciudad, estaban llegando.
Pararon al fin. Se notó cansada y un poco mas vieja. "Nadie vuelve indemne de la batalla", sabía que aquellas cosas envejecían el alma e iban dejando arrugas. Sabía que el amor las suavizaba, pero ignoraba si alguna vez desaparecían del todo y nunca se había atrevido a preguntarlo.
Había dejado de llover.
Volvió a acostarse esperando que llegara la hora de volver a casa.




viernes, 18 de febrero de 2011

Mientras tanto

Ni siquiera sabía por qué estaba comenzando aquello.
Estaba de guardia y pensó que no era mala forma de pasar el tiempo mientras tanto.
Conocía y leía unos cuantos blogs. No estaba a la altura. Tampoco pretendía nada.

Siempre había sido incapaz de llevar un diario. No porque no le gustara escribir , (algo que para ella había sido una terapia muchas veces), sino porque era incapaz de contar bien lo que quería contar y con el tiempo, todo le parecían chorradas.


Guardaba, éso sí, las hojas emborronadas que había ido escribiendo: desahogos, poemas, reflexiones, citas... Guardaba las cartas y sobretodo los sentimientos que iban unidos a esos textos.

Tal vez ahora, mientras esperaba  a que su trabajo se moviera al ritmo de la vida de otros, pudiera ir escribiendo algunas cosas de ésas que le rondaban la cabeza.

"Escribir te hace mas humano" era una cita que recordaba con nitidez. Y de paso, recordó que su madre le decía que ese trabajo la había cambiado, que la había hecho más dura, porque no podía ser de otra forma. Ella siempre le quitaba importancia, pero de vez en cuando, también lo pensaba.

Así empezó "mientras tanto".