miércoles, 19 de febrero de 2014

Dias de poesía


Hay días blancos, grises, negros y de colores diversos. 
Hay días para empezar y para acabar, para reír y para llorar, para pasar de largo, para aguantar, para seguir  y para esperar.
Y hay días en los que necesito palabras de otros que me expliquen y música que me acompañe y los necesito más que el aire y el oxigeno que estudia mi hijo mayor y que le dicen hacen falta para vivir ( ¡qué cosas tan poco útiles se estudian en la escuela!). Con el tiempo, aprenderá que cada uno debe buscar lo que necesite para vivir.
Hay días de poesía.
Este es uno de mis poetas favoritos: Luis Garcia Montero. 
Disfrutadlo.

Confesiones

Yo te estaba esperando.
Más allá del invierno, en el cincuenta y ocho,
de la letra sin pulso y el verano
de mi primera carta,
por los pasillos lentos y el examen,
a través de los libros, de las tardes de fútbol,
de la flor que no quiso convertirse en almohada,
más allá del muchacho obligado a la luna,
por debajo de todo lo que amé,
yo te estaba esperando.


Yo te estoy esperando.
Por detrás de las noches y las calles,
de las hojas pisadas
y de las obras públicas
y de los comentarios de la gente,
por encima de todo lo que soy,
de algunos restaurantes a los que ya no vamos,
con más prisa que el tiempo que me huye,
más cerca de la luz y de la tierra,
yo te estoy esperando.


Y seguiré esperando.
Como los amarillos del otoño,
todavía palabra de amor ante el silencio,
cuando la piel se apague,
cuando el amor se abrace con la muerte
y se pongan mas serias nuestras fotografías,
sobre el acantilado del recuerdo,
después que mi memoria se convierta en arena,
por detrás de la última mentira,
yo seguiré esperando.

viernes, 14 de febrero de 2014

Anomalías

Me han dicho algunos piropos a lo largo de estos años de vida que llevo, pero ninguno tan original como el de hace unos días, ni tan cierto, ni tan verdadero: "eres una anomalía en mi vida".

Yo también te quiero.





viernes, 7 de febrero de 2014

Te comento: "la apertura de puerta" (aviso 1)

Se que parecerá mentira, pero este tipo de aviso ya ha alcanzado el número suficiente como para ser considerado una categoría en si mismo. Recuerdo la perplejidad que me causó el primero, la indignación del segundo, el estupor del tercero al ver que aquello se convertía en norma y de ahí en adelante la resignación.

Estos avisos empiezan todos igual:

- Hola, mira, te comento: es una apertura de puerta.
- Perdón, ¿una qué?.
- Una apertura de puerta.
- ¿Ahora somos cerrajeros?.
- No, el cerrajero/ bomberos están de camino. 
- Entonces ¿a qué vamos?.
- Bueno, es para que estéis allí cuando abran la puerta, por si hay algo.
- Ah!........!!! 

Y acaban todos igual: cerrando la puerta por fuera.

AVISO 1:

- Hola, mira, te comento: es una apertura de puerta.
-......!!!!
- Nos llama una señora de unos 80 años, porque ha ido a casa de una amiga a buscarla para ir a misa de 11 y no le abre la puerta. Y tiene miedo de que le haya pasado algo.
- Ya. ¿Sabemos si esta mujer está en casa? ¿puede ser que haya salido a comprar?.
- Pues no lo sabemos. Estamos llamando al teléfono del domicilio y no contesta nadie. 
- Pero no vamos a tirar la puerta abajo porque no esté en casa o no le quiera abrir a esa señora,¿verdad?
- Eh... no. Bueno, el caso es que hay un vecino que tiene llave de la casa por si pasa algo y ya he hablado con él.
- Bien, pues que abra la puerta,entre y si hace falta algo vamos.
- Ya, pero es que no se atreve.
- Pues que le de la llave a la amiga.
- Pero me dice que como el depositario de la llave es él, que cómo se la va a dar a esa señora que no conoce de nada. Así que he pensado, (maaalo), que vayáis vosotros a abrir la puerta y si si hay algo pues actuáis.
- Pero ¿qué me estás contando?, ¿a ti te parece que éste es un tema sanitario?.
- No, pero puede serlo y yo creo que debéis estar allí.
- Ya, y  si lo que hay es un tesoro ¿qué tengo que hacer: le tomo la tensión o me lo quedo?
- Bueno, no hablemos mas, ¡id yendo!.
- Esta bien, pero llama a la policía para que vaya porque son los que deben y pueden entrar a un domicilio antes que yo y yo entro detrás de ellos.
- ¡Sí, claro, y movilizo todos los recursos!. Vais vosotros primero y si necesitas algo me vuelves a llamar.

Siete minutos más tarde, en el domicilio, vemos al vecino y a la amiga. 

- Hola, me pasas a "te comento".
- .....
- Sí, dime, ¿ya habéis entrado?
- No, este señor no quiere entrar y nosotros no lo vamos a hacer sin policía u orden judicial, porque esta mujer es autónoma y puede haber salido, ya que de hecho nos dicen que entra y sale sin horarios fijos; y nosotros no tenemos por qué entrar en su casa a nada. Así que te repito: manda a la policía.


Unos 10 minutos mas tarde apareció la policía, mucho más que asombrados con la situación que nosotros, para decirnos que sin orden judicial o sospecha de delito o integridad para las personas no entraban en el domicilio.
En fin, en éstas estábamos, en si pedir o no orden judicial, cuando se abrió la puerta del ascensor y salió Agustina tan feliz, con unos calabacines para hacer puré y otra bolsa de la carnicería porque iba a tener visita.


- Hola... fin del servicio.
- ¿Damos datos?. (teleoperador del centro coordinador... o lo que sea)
- Si, ¿qué necesitas?.
- Datos de filiación del paciente: nombre, apellidos...
- ¿Por paciente entendemos a una señora fue a hacer la compra, al vecino o a la amiga preocupada?
- ......... Pues el que estuviese peor....
- Entonces hay que buscar el paciente en otro lado.
- Pues pongo que no hay paciente, no hay problema ( me lo dijo con un tono de felicidad: como si hubiese resuelto el origen de los agujeros negros y las estrellas enanas). ¿Qué maniobras hicisteis?.
- Pues al principio intentamos las de razonamiento, después las de evasión y finalmente aceptación y ayudamos a meter las bolsa de la compra en casa.
- ¿Me estás vacilando?
- Pues no, pero es lo mismo que pensé yo. 

Una hora después de que sonara el el tf, volvimos a la base con el deber cumplido de ayudar al ciudadano en cualquier circunstancia. 
Vaya, como decía algún comentario en otra entrada, igualico que "héroes".


lunes, 20 de enero de 2014

Una carta

Uno nunca llega a saber del todo la importancia de sus hechos en la vida de los demás. 
Nosotros aunque habitualmente seguimos el caso clínico y nos interesamos por cómo han evolucionado nuestros pacientes, rara vez volvemos a verlos o a hablar con ellos.
Creo que, en general, nosotros preferimos pasar como un pequeño instante en sus vidas y pensar que nos olvidarán y no se acordarán de nuestra cara, ni nuestro nombre. 
Aunque somos conscientes de que nuestro trabajo representa muchas veces la diferencia entre vivir o morir, entre recuperarse bien o tener muchas secuelas, no solemos pensar sobre ello. Lo hacemos lo mejor que podemos y nada más.
Es cierto que recibimos felicitaciones de pacientes o familias a las que hemos atendido. Normalmente es una carta oficial de la gerencia aportándonos copia de la historia clínica del caso que atendimos y diciendo que nos han felicitado por ello. Nunca llegamos a saber lo que realmente dice la gente ya que lo hacen por teléfono, al mismo número que marcaron para pedir ayuda.
Pero esta vez, ha ocurrido algo completamente diferente, ha llegado esta carta a nuestra base. Aquí la transcribo literalmente:

" Eran las 4 de la mañana, estabais de guardia y recibisteis un aviso. No se muy bien cuales serían las palabras exactas, quizá "bebé de 16 meses en parada respiratoria". Y arrancasteis la ambulancia rumbo a nuestra casa.
 Eran poco menos de las 4 de la mañana cuando mi hija se despertó, como cada noche, para "mudarse" a la cama de papá y mamá. Estaba llorando en su cuna, la cogí, la abracé. Sabía que verla cada mañana era la alegría mas grande del mundo. Nos metimos en la cama. Apagué la luz y empezó a temblar. Dejó de respirar.
En minutos la vida de mi hija se me fue de las manos. Su padre la llevo al salón, la tendió en el suelo, atendía las órdenes de un sanitario que le hablaba por teléfono. Mi hija ya no estaba. Era su cuerpo el que ahora ocupaba el suelo del salón. Era su cuerpo el que permanecía inmóvil al lado de los regalos de Navidad.
Sonó el timbre, subisteis corriendo, entrasteis como el viento en el salón de mi casa. Poco o nada podíais hacer, mi hija estaba muerta en el suelo.
Me sacaron de la habitación, quise dormir, despertar de la pesadilla. Vosotros luchabais. Diréis que es vuestro trabajo, pero aquella víspera de Nochebuena todos vosotros hicisteis mucho más que trabajar. Aquella Nochebuena rompisteis las barreras del tiempo, del sonido...¡qué narices! rompisteis todas la barreras y conseguisteis que el pequeño corazón de mi ángel volviese a latir.
Algunos pensaron y pensarán que no merecía la pena; pero yo, que soy su madre, quiero deciros que mereció la pena. Que gracias a vosotros cada mañana veo los ojos de mi pequeña, cada tarde puedo calmar su soledad cogiéndola en mis brazos y cada noche puedo oírla respirar.
Nuestra pesadilla no ha terminado. La guerra de A. no ha hecho mas que empezar, pero hoy muchos días después quiero daros las gracias porque si no hubieseis ganado aquella batalla, hoy no habría guerra que librar.
Es difícil agradecer algo tan grande: unas flores, unos bombones... todo me parece poco. Entonces he decidido escribiros esta carta. Esta carta como anticipo de agradecimiento, porque espero que algún día sea ella quien os de las gracias, quizá pueda dedicaros su preciosa sonrisa, pero ella encontrará el modo de daros las gracias. Mientras tanto, de corazón, os las doy yo."

Es nuestro trabajo visto desde el otro lado, es mucho más de lo que ninguno hubiera esperado nunca.
¡Ojalá todo les vaya bien!

jueves, 9 de enero de 2014

COMPLETANDO LAS LECTURAS DE 2013

En Noviembre había dejado al lista por el número 24, así que ahí voy a continuar.

25.- La soledad de los números primos. (Paolo Giordano).
26.- Historias de Nueva York. (Enric González).
27.- Historias de Londres.  (Enric González)
28.- Un médico rural. ( Franz Kafka)
29.- El último manuscrito. (Maria Correa Lunas).
30.- El hombre que confundía a su mujer con un sombrero. (Oliver Sacks)
31.- El sentido de un final. (Julian Barnes).
32.- La luz en casa de los demás. (Chiara Gamberale)

¡Y eso es todo amigos!.

Dado que fundamentalmente leo en las guardias y teniendo en cuenta los avisos que hacemos, me sale una buena media: ¡más de un libro cada dos guardias!

De todo ésto puedo extraer alguna que otra conclusión:
 
  •  Si en las guardias además trabajo, (que suele ser lo habitual: unos 10 avisos), para tener esta media prácticamente no cruzo palabra con el resto del equipo en los tiempos muertos, ni tampoco veo la tv. Es algo que ya sabía, pero ahora al menos veo que el tiempo me rinde mucho.
  • Si tengo en cuenta que durante el año lo normal es no trabajar (¡qué cosas!), es decir, la mayoría de mi tiempo es "libre", llego a la conclusión de que el trabajo de ama de casa y atención a los niños es mucho más absorbente que el "trabajo" que me da de comer, porque durante este tiempo casi no leo.
  • Me encanta mi trabajo por varias razones: me deja mucho tiempo libre fuera para la vida  y suficiente durante él para mi vicio de leer y por supuesto, como a todos, de vez en cuando también me gusta y cuando no, me da de comer.
  •  
Respecto a los libros que la lista:
  1. Me han entretenido y son ideales para poder dejar y retomar en cualquier momento los de Enric Gonzalez y las historias de Oliver Sacks.
  2. La luz en casa de los demas: me gustó.
  3. El último manuscrito es un folletin que se lee bien y si estás en modo off puede hasta entretener, pero prescindible como las peliculas de sobremesa de las 15:30.
  4. Julian Barnes me parecio un toston por su forma de narrar, con mucha filosofia poco productiva que no me aportó nada y al igual que Martin Amis dejo para otros que los sepan apreciar. Asi como a Amis no le daré otra oportunidad, a Barnes tal vez... igual... dentro de unos años....
  5. La soledad de los numeros primos: puff. No está mal contada la historia, pero es que no me gustó.
A los que pasais por aqui ¡Feliz Año 2014!, aunque sea con retraso y ya os iré contando (a mi ritmo y a mi manera) alguna historias a lo largo del presente.