jueves, 7 de julio de 2011

El heavy

Había descubierto una nueva emisora de radio, aunque seria más exacto decir, que sus hijos, se la habían descubierto. Se llamaba "Rock and Gol".
Cuando se lo dijeron, puso cara de absoluta sorpresa: quizá se debiera a que sus hijos tenían 5 y 3 años, quizá a que le dijeron que salía "música de caña", no lo sabía muy bien.
De lo que  estaba segura, era de que no le gustaba escuchar en la radio gente hablando; y ni por asomo se le ocurriría escuchar (de viaje con los enanos) fútbol por la radio. Así que obvió el comentario y no cambió sus emisoras seleccionadas.
Hasta que una vez, en un corto viaje desde la panadería, su hijo mayor se empezó a enredar con el sintonizador de radio y la encontró. Para su sorpresa salió esta canción y su hijo le dio "caña":

Le encantaba esa canción, era de principios de los 80.
Recordó que le gustaba el rock, bueno, propiamente eso era heavy, para ser exactos  glam metal.
Recordó que del mismo estilo y la misma época eran bandas míticas como Poison, W.A.S.P., Stryper, Europe, Van Halen, Ciderella...
Y recordó que había otros grupos que también escuchaba: Iron Maiden, Judas Priest, Scorpions...

Se sabía muchas de las canciones que salían en esa radio. Fue entonces cuando le tocó a su hijo alucinar: "¡te sabes las canciones!, pero si son  de caña y en inglés. ¿te gustan?" . El pobre pensaba, que a su madre, solo le gustaba pimpon y otras canciones infantiles.

Ahora que no había goles que cantar, que no había nadie que interrumpiese las canciones, se estaba aficionando a esa cadena y estaba desempolvando las viejas cintas con los viejos temas. Los tenía casi todos, los sabía casi todos, al menos los álbunes más representativos de cada grupo.
Había pasado horas escuchando esa música con su hermano, había estudiado muchas asignaturas con ella de fondo y formaba parte de su vida: el heavy.

Tal vez ahora, que todo el mundo estaba tan "indignado", estas canciones estaban más de actualidad que nunca.
En fin, en cualquier caso, echó de menos ese estilo de música en el panorama actual y se dio cuenta de que aquella emisora llenaba el hueco que faltaba.
Si no cambiaba, iba a escucharla muchas veces.

martes, 5 de julio de 2011

Darse guerra

Era la una de la madrugada y aún no se había acostado. Sonó de nuevo un aviso y se pusieron en marcha. Parecía algo fácil y agradecido: una hipoglucemia.

Iban a  una de esas direcciones enrevesadas, donde los portales se encontraban de espaldas a la carretera y no estaban indicados. Era un barrio construído en la década de los 60: bloques de pisos de 4 alturas sin ascensor, con una calle peatonal en medio que se convertia en  el punto de encuentro obligado para los vecinos.  La mayoría  llevaba viviendo allí desde el principio y  todos se conocían.
Al llegar les estaba esperando un vecino. Aquel hombre, casi en pijama, les indicó el portal, donde otro vecino les esperaba para que no se cerrara la puerta. Subieron al domicilio. Era un piso de unos 70 metros, muy bien arreglado.

Una mujerina pequeña y nerviosa les guió al dormitorio. La acompañaban los vecinos del piso de al lado, por si necesitaba algo o había que ir al hospital: "Aquí somos todos como familia"

Una vez confirmado el diagnóstico, comenzaron el tratamiento y mientras tanto, ella se dirigió a la mujer para tranquilizarla y pedirle datos: nombre, apellidos, alergias, enfermedades previas, tratamientos...
La mujer todavía nerviosa, se esforzaba en ayudarla, pero no encontraba nada. Cuando, al fin, vio que él recuperaba la conciencia, entonces acertó a decirle todo:

-" Tiene 91 años y yo 88. Y ahí donde lo ve, llevamos  62 o 63 años casados... ¡ ya nos hemos dado dado guerra, ya!".
Se acercó a él y le dio la mano. Él ya conocía y hablaron un poco. Todo estaba bien.
Ella sonrió al verlos: eran entrañables. Pudo ver además el alivio de sus vecinos: todo volvía a ser y estar como siempre.
Les dio las instrucciones necesarias para que no le repitiera esa noche y les dijo que volviesen a llamar si necesitaban algo más.

No pudo evitar volver con una sonrisa, recordando las palabras de aquella mujer : ¡ ya nos hemos dado guerra, ya !, y el deseo de poder decir lo mismo dentro de 50 años.