miércoles, 16 de enero de 2013

A veces

A veces, quiero decirte muchas cosas y no puedo,
y te pregunto: ¿cómo estás?,¿qué has hecho?,
porque todo lo demás queda en el pecho.

A veces, quiero abrazarte y no me atrevo,
por no romper tu sueño, tu silencio,
tus pensamientos..

Entonces quisiera salvarte,
llegar a tocarte, sacarte de allí,
y no solo esperar asustada
a que encuentres de nuevo
el camino a casa.


"A veces la compañía es suficiente", o eso dicen los que saben de silencios, de filosofía, de psiquiatría y cosas así. En ocasiones yo también lo creo e incluso lo digo, sin embargo, nadie me ha dicho nunca (para tener una idea), de cuánto tiempo estamos hablando cuando decimos "suficiente"  y "¿suficiente para qué?".

Es muy difícil estar al lado del que sufre, solo estar, sin que el sufriente te de permiso para entrar. No se si me explico.
Después ves y oyes, que hay grupos de ayuda externa para apoyar a los acompañantes y a mi no me parece mal si hay alguien al que le sirva. Pero a veces me pregunto si todo eso no produce más aislamiento y, al final, más incomprensión. 

Y así, con mis dudas, intento respetar silencios si no se prolongan más de lo insoportable ( para mi obviamente). 



5 comentarios:

pseudosocióloga dijo...

¡Vaya!.

112 dijo...

Pseudo ¡Qué escueta eres siempre !.
Tranquilidad q no responde a nada actual,son cosas qué tengo por la cabeza desde hace mucho tiempo.
" Filosofadas" en días de guardia .

el chico de la consuelo dijo...

vaya, vaya!

112 dijo...

Vaya, vaya y vaya!
Hala ya están respondidos todos los comentarios.
Da gusto con vosotros, siempre aportando un rayo de luz en mis tinieblas.

Tita dijo...

Yo sé lo que a mí me sirvió. Curiosamente siempre fueron gestos más que palabras.

También he tenido oportunidad de descubrir que también le ha valido a quienes he tenido que acompañar.

Somos bastante analfabetos emocionales por otro lado. Alguien debería enseñarnos a pedir, a contar, a dar permiso para entrar...

Y también enseñarnos a entrar-perdón, estar- y a acompañar, claro.