domingo, 24 de abril de 2011

Ellos

Lo quería, lo sabía hoy y lo había sabido desde siempre, desde la primera vez que se habían besado con torpeza.

Su camino no había sido de rosas precisamente, por ellos y por la vida.

Ellos... siempre tan comedidos, siempre pensándolo todo, siempre tan tímidos.
Ellos... que nunca se habían lanzado a nada sin pensar se habían metido en aquel viaje sin poder renunciar a él, porque era de único de lo que estaban seguros.
Ellos... que, en ocasiones, habían renunciado a otras cosas para no sufrir o no hacer sufrir, se habían embarcado en aquel viaje que iba a durar toda la vida.
¡Qué atrevimiento por su parte!.

La vida tampoco se lo había puesto fácil.
Al principio, habían decidido separarse porque era demasiado tiempo y demasiada distancia. ¡Eran tan jóvenes!.
Nunca se habían olvidado y cuando, al fin, la vida les dio la posibilidad de estar juntos, tampoco se lo puso fácil.
Una enfermedad larga y a destiempo (como lo son casi todas), les dio sin embargo la prueba de su capacidad para soportarlo todo juntos.
Pasado ese tiempo, vino el demasiado trabajo. Pero creyeron uno en otro y cambiaron de rumbo y les salió bien.
Vino el día a día, que  no es sencillo para nadie, había que lidiar con la frustración, la espera, la incertidumbre...
Más tarde, vinieron los hijos y les dieron momentos inolvidables y se llevaron desvelos, tiempo de pareja, les dieron unos miedos que no tenían... tantas cosas!. Los adoraban, eso no tenia vuelta a atrás y tampoco querían que la tuviera.
Pasaron los años luchando por mil sueños, proyectos e ilusiones; pasaron tantos, que no se dieron cuenta de que crujían sus articulaciones y andaban más despacio.

Ella lo  mira desde su mecedora. Se ha quedado dormido, con el libro en la mano,con los dedos marcando la página de mañana.
No lo despierta.
Le gusta mirarlo sin que él se de cuenta. Lo hace siempre que puede.
Lo observa. Conoce cada detalle de su anatomía, cada nueva arruga que le había  ido poniendo el tiempo.
Mientras lo mira, siente como su amor ha ido creciendo y cómo han sido felices hasta en los peores momentos y sonríe agradecida y se emociona al sentir cuánto lo quiere.
Recuerda el día en el que él le dijo que, de morirse, quería hacerlo un cuarto de hora antes que ella.
Por su parte, y a su edad, ella esta segura de que no sería mucho más, porque no se ve capaz de vivir mucho más sin él.
Recuerda también, sin querer, el día en que creyó haberlo perdido para siempre: su miedo, el dolor, el puñetazo en el estómago. Sonrió.
Él esta allí, como le había prometido (al principio de la historia) en una playa hermosa, una noche de invierno fría.
Él esta allí, dormido en el sofá, con los pies encima de sus piernas, como siempre, como habían hecho desde el principio, cuando disfrutaban de sus merecidos momentos de paz.
Ella siempre supo que él la quería y esa certeza la había ayudado a seguir adelante tantas veces que ya había perdido la cuenta.
Nunca se había sentido sola desde que estaba con él... ¡toda una vida!.
Se querían y eso era todo lo que ella necesitaba.
Volvió a mirarlo.

Ellos que no habían pedido nada y habían empezado una vida juntos, lo habían tenido todo. Ahora descansaban, no pedían más, eran felices de verse cada mañana, un día mas.
Y mientras llegaba la hora de que la vida les concediera su último deseo, vivían y ella lo miraba y sonreía.

3 comentarios:

Doctora Anchoa dijo...

Me ha encantado este post. ¿Quién no quiere algo así?

112 dijo...

Hola Dra: todos queremos algo así.
Es una historia normal, de gente normal, con problemas (normales como los nuestros)... aunque nosotros aún estamos en la mitad de la historia, en el dia a dia.
Habrá que hacer como dijo ella :" pues lo normal,luchando dia a dia y cuidándonos".
No hay que idealizar y quedarse solo con lo que se ve (en plan cuento de hadas).Supongo que algo así nunca viene dado o sólo es suerte, creo que lleva "lo normal".

pseudosocióloga dijo...

Mis padres son así.